miércoles, 3 de noviembre de 2010

¿Qué esperas?

Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti, 
Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.
Y andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento.
Isaías 60:1-3 



Ahora necesitamos levantarnos y brillar, porque ha venido nuestra luz, y la gloria del Señor ha nacido sobre nosotros.  No tenemos tiempo para hablar del yo, para ser como la planta mimosa que no puede ser tocada sin contraerse.  Nuestra suficiencia está en Jesús. ¿Hablaremos de la fe? ¿Hablaremos de la esperanza gloriosa, de la plena y abundante justicia de Cristo, provista para cada alma?...

Todo el universo celestial está interesado, y se ejerce el amor de Dios en beneficio de su pueblo fiel que guarda sus mandamientos.  En Dios debemos confiar... Dios tiene al mundo en su mano.  Tenemos a Dios de nuestro lado.  Todo el cielo espera y anhela nuestra colaboración. El Señor es supremo. ¿Por qué temeremos?  El Señor es todopoderoso. ¿Por qué temblaremos?  En el pasado, Dios ha librado a su pueblo, y él será nuestro ayudador si nos levantamos en su fortaleza y avanzamos con decisión.

La Biblia, y solamente la Biblia debe ser nuestro refugio.  Dios está en su Palabra.  "Por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos y llevará las iniquidades de ellos" (Isa. 53: 11).  Si el grande y amoroso corazón de Dios está satisfecho con el resultado de su misión en términos de almas salvadas, regocijémonos.  Trabajemos como nunca antes.  Coloquemos el yo a un lado, y aferrémonos de Cristo por fe. Revelémoslo ante el mundo como el que es hermoso y señalado entre diez mil.

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